
Una etapa termina, y otra comienza… la de hacer que cada segundo cuente. La de volver a lanzarme, arriesgar, empujar, intentar, progresar, acertar, fallar, fracasar si es necesario…
Una etapa en la que volveré a perseguir el miedo, la incomodidad, la incertidumbre, en la que seguiré descubriendo lo que soy desde lo más profundo de mi corazón. Una etapa para seguir aportando y recibiendo amor en todas sus formas y significado.
Una etapa en la que me estoy abriendo como nunca a expresar mis sentimientos de la manera más vulnerable y humana que puedo, dándome cuenta cada día de la perfección que existe en la imperfección y de la sensualidad que hay en la fragilidad…
No lucharé contra el tiempo, voy a fluir con ello, acompañando cada minuto que pase con lo mejor que pueda dar de mí, para mí y para otros.
Todo lo que pasa es justo como debe pasar. Por tanto, todo está bien, ni más ni menos.
Seguimos adelante…